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Comentario al Evangelio del Domingo

Domingo 12/02/2.006 -VI Domingo T.O.-Marcos 1, 40-45

 <<INSENSIBILIDAD>>

La actuación de Jesús con los leprosos es muy reveladora. En realidad, las fuentes no hablan propiamente de «curaciones». Los leprosos no le piden que los cure, sino que los «limpie»: que los libere de esa barrera que los excluye de una convivencia digna con los demás. Y Jesús actúa siempre de la misma manera: se compadece de su sufrimiento, extiende su mano, los toca y los libera de la exclusión.

 El gesto de Jesús es intencionado. No está pensando sólo en la curación del enfermo. Su actuación es una llamada a toda la sociedad. Hay que construir la vida de otra manera: los leprosos pueden ser tocados, los excluidos han de ser acogidos. No hemos de mirarlos con miedo sino con compasión. Como los mira Dios.

 Lo peor que hay en estos momentos en el mundo es la indiferencia de los países ricos ante el sufrimiento de los pueblos excluidos de una convivencia digna. Como dice José María Castillo, «la indiferencia ante el sufrimiento hace más daño que la violencia que causa sufrimiento».

 Nos da miedo el mundo violento que estamos generando. Nos inquieta la llegada imparable de los inmigrantes. Nos asusta la «rebelión de los pobres». Pero es nuestra insensibilidad ante el hambre y la impotencia de tantos millones de seres humanos la que hace posible que su sufrimiento siga avanzando lentamente hacia la violencia.

 Nos creemos «civilizados», «demócratas», «honestos» y no sé cuántas cosas más porque no somos violentos y terroristas, pero con nuestra insensibilidad ante el sufrimiento de los hambrientos estamos sembrando como nadie el germen de una violencia imprevisible.

 Nosotros vamos a lo nuestro. Nos preocupa la peste aviar, pero no las cien mil personas que mueren cada día a causa del hambre. Es normal. Las aves nos pueden contagiar, pero los hambrientos mueren en silencio, excluidos de la Gran Sociedad. No son un peligro para nadie.

 «Otro mundo es posible». Así reza el lema de Manos Unidas para la Campaña contra el Hambre en el Mundo. Es cierto. Pero depende de que crezca nuestra sensibilidad ante los que sufren.

                     José Antonio Pagola

Comentario al Evangelio del Domingo de José Antonio Pagola

Domingo 5/02/2.006 -V Domingo T.O.-Marcos 1, 29-39 

<<UN CORAZÓN QUE VE>>

Los evangelios van relatando con cierto detalle episodios y actuaciones concretas de Jesús. Pero, con frecuencia, ofrecen «resúmenes» o «sumarios» donde se describe el perfil de su estilo de vivir: lo que más grabado quedó en el recuerdo de sus seguidores.

En la comunidad donde se escribió el evangelio de Marcos se recordaban sobre todos estos rasgos: Jesús era un hombre muy atento al dolor de la gente. Incapaz de pasar de largo si veía a alguien sufriendo. Lo suyo no era sólo predicar. Lo dejaba todo, incluso la oración, para responder a las necesidades y dolencias de las personas. Por eso le buscaban  tanto los enfermos y desvalidos.

He leído con alegría el primer escrito del Papa a toda la Iglesia pues, junto a otros aciertos, ha sabido exponer de manera certera lo que él llama el «programa del cristiano», que se desprende del «programa de Jesús». Según su espléndida expresión, el cristiano ha de ser, como Jesús, «un corazón que ve. Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia».

El Papa mira el mundo con mucho realismo. Reconoce que son muy grandes los progresos en el campo de la ciencia y de la técnica. Pero, a pesar de todo, «vemos cada día lo mucho que se sufre en el mundo a causa  de tantas formas de miseria material y espiritual».

Quien vive con un corazón que ve, sabe «captar las necesidades de los demás en lo más profundo de su ser, para hacerlas suyas». No basta que haya «organizaciones encargadas» de prestar ayuda. Si yo aprendo a mirar al otro como miraba Jesús, descubriré que «puedo ofrecerle la mirada de amor que él necesita».

El Papa no está pensando en «sentimientos piadosos». Lo importante es «no desentenderse» del que sufre. La caridad cristiana «es ante todo y simplemente la respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situación: los hambrientos han de ser saciados, los desnudos vestidos, los enfermos atendidos, los prisioneros visitados». 

Es necesaria una atención profesional bien organizada. El Papa la considera requisito fundamental, pero «los seres humanos necesitan siempre algo más que una atención técnicamente correcta. Necesitan humanidad. Necesitan atención cordial».

                    José Antonio Pagola

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